Conectar la realidad – Parte 1

December 28, 2022 5:29 pm Published by

realidades

Parto dejando claro esto: todo relato tiene al menos dos partes y siempre hay que entender las intenciones de ambas para poder tener una visión lo más parcial y global del tema.

El siguiente va así: “Lo más terrible de pagar la universidad, es que la mayoría de los profesores son gente que no triunfo en el mundo real; por eso la academia es su refugio”

A priori, me hace sentido el que muchas personas se encuentren desilusionadas de la universidad y del nivel de enseñanza que obtuvieron en estas. Si bien es verdad que el sistema educativo en Chile es bastante inequitativo en cuanto al desarrollo de programas, equipamiento y conexiones con el mercado y sus empresas; es tambien uno de los más controlados y normados en cuanto a la acreditación y validación de los “mínimos” que debiesen tener las instituciones educacionales, para poder ser llamadas así. No todo es color de rosas, pero tampoco es blanco y negro.

El sistema de educación secundaria tiene una oferta variada y acorde a las demandas del mercado, al cual se adapta y con quien busca en su propia praxis la validación de esta, ya que debe entregar profesionales y técnicos competentes a las necesidades del mercado. Un indicador exigente y lapidario en el caso de que las cosas no estén saliendo como deben.

No deja de ser cierto que muchas instituciones ven en la educación un negocio rentable, donde la premisa es la rentabilidad sobre la inversión y donde los mínimos son la ley predominante, ante la capacidad de reinvertir y mejorar sus planteles.

Dicho esto, no es excusa ni validación, ( ya que he pasado por muchos planteles distintos) el que te puedes encontrar con grandes e inolvidables profesores y otros que hubiese sido mejor no haber tenido nunca. Y eso pasa hasta en las mejores universidades.

Tuve un profesor de geometría que esperaba, que descubriéramos como dibujar un pentágono; siendo que la unidad buscaba el desarrollar las fórmulas para obtener ciertas figuras geométricas.

Si lo vemos así, el pretender que un alumno lo descubra por sí mismo no está mal, lo que si está mal es el contexto en el que se pretende que logre hacerlo y claramente en una materia técnica, no era el caso. Después de que se fue supimos que era profesor de arte y no un diseñador o arquitecto que si me enseño como aplicar las fórmulas al dibujo, después de habernos enseñado el cómo lógralas.

No todo profesional es un docente en potencia, ya que educar es una vocación que nace en los profesionales de las distintas áreas y que se desarrolla en el ejercicio docente en el aula. No podemos pedir que todos sean tan claros, didácticos y comprensivos, como cuando estábamos en el colegio, ya que deberíamos tener carreras docentes para cada una de las profesiones y eso sería técnicamente imposible o al menos complejo.

Y si bien hay muchos docentes que buscaron mantener el estatus cuo por años, haciendo lo mínimo o utilizando su rango y jerarquía para hacer lo mínimo y no buscar el desarrollar la pedagogía dentro de su labor docente, no podemos culpar a quienes han dedicado su vida a trabajar para educar.

Obtener un cargo docente en cualquier institución es bastante difícil hoy por hoy y, no creo que nadie este buscando atravesar todo un proceso de selección, aprendizaje y capacitación, solo para esconder sus inseguridades o incapacidad profesional.

Los ritmos del mercado y la academia son distintos. Los docentes buscamos dar a entender en un ambiente seguro y con capacidad de fallo, lo que el mercado no perdona. El aula es el lugar donde se fallar es parte valida del proceso y donde todos, tanto alumnos como docentes, debemos aprender a desarrollar nuestras capacidades, dudas y reconocer nuestra -muy dolorosa palabra para algunos- ignorancia.

Quizás esa desconexión con la realidad o el mantener un estatus quo, sin refrescar los conocimientos, técnicas y metodologías, el poco trabajo real en el mercado, ni la participación en proyectos de investigación o consultoría que les permitan conocer la aplicabilidad práctica de lo que enseñan, profundiza el descontento de quienes ven cada asignatura como una pared infranqueable entre sus sueños y la realidad que les toca vivir.

La percepción de que los conceptos actuales de educación superior no satisfacen las necesidades urgentes de nuestras sociedades con conceptos futuros convincentes. Tampoco son aptos para ayudar a mantener nuestro medio ambiente ni los desafíos sociales o económicos asociados. Si bien los desafíos sociales se ven exacerbados por un proceso acelerado de globalización y avance digital, al mismo tiempo, estas son las mismas fuerzas que permiten una multitud de nuevas opciones para el desarrollo humano.

El diseño es el fin para una meta, la cual es crear bienestar no solo valor ya que sin fin el diseño se puede perder en crear valor para satisfacer caprichos y no satisfacer necesidades. Claro que esto topa con la percepción y realidad de los alumnos con que trabajamos… Pero eso es material para otra parte de esta reflexión.

Rafael Chávez S.
Director – El Diario Diseño
Diseñador Industrial/Máster en Diseño


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