Diseño a la Chilena
Rememorábamos hace uno días con un amigo, sobre un tiempo donde la escena del diseño nacional se lleno de eventos, exposiciones y charlas de forma continua. Todas las semanas había algún evento que demostraba que esta actividad estaba más viva que nunca y la verdad, se sentía muy bien.
Lamentablemente para el diseño en particular, el tema de darse a conocer es sensible, no solo por las razones evidentes de pandemia y cambio social que generaron un desajuste en las rutinas y posibilidades de generar las instancias para mostrar el avance de la industria, sino en que nos cuesta contar con una masa crítica de proyectos capaces de cumplir con un estándar “digno” de ser compartido y sobre todo evaluado por clientes y pares.
Esto se nota en Instancias como el Premio Chile Diseño, donde si bien la convocatoria es amplia, no muchos trabajos cumplen con el mínimo y muchas categorías quedan desiertas o con muy poca competencia.
No es que no tengamos cosas buenas, es que necesitamos cosas mejores y para lograrlo, son estas instancias que dejamos de desarrollar, las que nos imprimían celeridad y motivación para ir subiendo el nivel, sobre todo a quienes las veíamos como alumnos o profesionales recién egresados.
Una profesión y el entendimiento de su valor se potencian a través del ejercicio de compartir el trabajo que motive a otros a seguir desarrollándose, nos permite comparar nuestro nivel y rescatar de los procesos de otros diseñadores, la forma de solucionar problemáticas para nuestros propios proyectos y porque no, de generar alianzas entre el mismo gremio; aprender de lo que se hace es la parte linda de hacer diseño.
Claro que esto cuesta, no solo en dinero y esfuerzo, sino en voluntad. Hace varios años que ya no tenemos una bienal de diseño, la que sigue en la administración de las mismas universidades que la han desarrollado las últimas dos veces y surge la pregunta obvia, ¿Es por falta de capacidad de las otras de hacerlo? ¿por falta de recursos técnicos y monetarios? ¿Qué nos detiene?
Sin dudas, esta situación es también reflejo de la salud de la profesión en nuestro país y da para especular y nuevamente ver las cosas malas por sobre el valor que entregan, aunque sean cuestionamientos válidos. Los problemas deben ser sin dudas más que solo un par y movilizar voluntades, a veces es más difícil que solo plantear el deseo de que las cosas se hagan.
Los chilenos tenemos muy arraigada la idea de que no todo lo bueno dura para siempre y que la culpa de eso es justamente la forma en que hacemos las cosas; “a la chilena” con poco, con dificultad, pero salvando con lo justo para lograr las cosas.
Hoy que el horizonte vuelve a verse claro hacia el futuro y que a pesar de las condiciones del mercado y la política incidan fuertemente en nuestro quehacer como profesión, es el momento de volver a impulsar el hacer a la chilena pero enserio, con nuevos valores, que demuestren que, la calidad y valor de los resultados, nunca será menos que bueno.
Hacen falta, más charlas, eventos, muestras, exposiciones, podcast, series, fanzines, revistas, paginas web redes sociales, ferias y todo medio donde volvamos a mostrar nuestro trabajo, a compartirlo y a generar las confianzas para que desde nuestro propio entender de la profesión, este se pueda extender hacia quienes aun nos preguntan si el diseñador hace monitos.
Rafael Chávez S.
Director – El Diario Diseño
Diseñador Industrial/Máster en Diseño