La trampa de la representación

April 18, 2022 10:04 am Published by

mezcla

La Convención Constitucional aprobó con 115 votos a favor, 34 en contra y cuatro abstenciones, el artículo que consagró en el borrador de la nueva Constitución que Chile es un Estado plurinacional e intercultural que reconoce la coexistencia de diversas naciones y pueblos.

Esto establece que los pueblos indígenas, en virtud de su libre determinación, tienen derecho al pleno ejercicio de sus derechos colectivos e individuales. Además, se menciona que tienen derecho a la autonomía y al autogobierno, a su propia cultura, a la identidad y cosmovisión, al patrimonio y la lengua, al reconocimiento de sus tierras, territorios, al reconocimiento de sus instituciones, jurisdicciones y autoridades propias o tradicionales y a participar en la vida política.

Este concepto de plurinacional se relaciona con “dejar de pensar en la existencia de un grupo homogéneo de personas habitando en el territorio bajo administración del Estado de Chile”, para ir “hacia una visión que reconozca la convivencia de varias naciones”.

Un tema que sin duda nos pone ante una nueva mirada y conllevará, distintas discusiones sobre las formas en que se aplica este auto gobierno, o representación política desde una mirada de la cultura, tradición y cosmovisión de los pueblos; ya que escrito se ve simple, ¿pero nos hemos preguntado cómo afectará esto al diseño y su propia concepción como profesión?

Hasta hoy entendíamos el diseño tributando al servicio de las necesidades guiadas por el mercado y sus tendencias; las nuevas formas de ver al diseño están cambiando esta idea hacia la del diseño empático a las necesidades de las personas y el consiguiente desarrollo de soluciones creadoras de valor a sus problemas, pero ¿Qué pasa cuando las necesidades son de un orden especifico?

Si bien, desde la investigación, el diseño es capaz de proyectar soluciones a (casi) cualquier problemática, es pertinente preguntarse cómo cambia el rol del diseñador al enfrentarse a una representación que no surge solamente de lo investigado, sino de un sistema cultural, de creencias, cosmovisión e identidad de una etnia en particular que van más allá de una investigación etnográfica.

Claramente el resultado sería distinto aunque para la mayoría quizás pasaría desapercibido. Para que quede más claro el punto, ocupare el ejemplo que le escuche en una entrevista a Denzel Washington.

En esta al actor le preguntaron porque la película “Fences”- drama sobre la vida de los afroamericanos en los años cincuenta- necesitaba de un director afroamericano si uno “blanco” podía hacer el mismo trabajo; la respuesta es simple: “No es un tema de color, es un tema de cultura”.

Spielberg hizo La lista de Schindler, Scorsese, hizo Bueno Muchachos, y si bien ambos podrían haber dirigido la película del otro, sus diferencias culturales hicieron de ellas algo particular, un judío dirigiendo una película del holocausto y un Italiano dirigiendo una sobre mafia de inmigrantes, es algo con que ambos habían nacido, vivido y que eran capaces de comunicar de mejor manera que otros; no es un tema de capacidad técnica o de dominio teórico, sino de la del diseño que renuncia a su forma y se expresa como un medio, sin un fin necesariamente ligado al desarrollo de piezas concretas, sino la creación de lenguajes, experiencias, que le den forma al mundo de los hechos y las ideas, que nos acercan al sentido mismo de sociedad. No son los objetos que se diseñan, sino los problemas que se resuelven a través de su mirada, el objeto ya no respalda una práctica especifica, sino que encierra ideas que relacionan su función con una forma de hacer y ser específicas de una cultura. Y eso es algo que solo quien lo vive, es capaz de plasmarlo.

Es pertinente entonces preguntarnos; ¿tendremos que plantearnos nuevas formas de creación y representación de la cultura material?, ¿Como evitaremos sin caer en las apropiaciones culturales y el uso y abuso de signos comunes de lo que entendemos cómo etnias?

Porque no es lo mismo diseñar usando pictogramas de una cultura en particular, que darle un significado cultural a una pieza diseñada con un fin específico para una cultura. Y si bien uno puede poseer al otro, es quien diseña, quien debe dar sentido a lo creado.

Hoy es fácil caer en la trampa de la representación, al no entender esta comunión de praxis, cultura y sentido de lo creado, ya que estamos entrenados para diseñar para un usuario genérico, donde el entorno objetual como carácter social, la memoria técnica y el objeto como medio político no son entendidos en su individualidad.

Quizás nada cambie y parezca una paranoia vana sobre algo que nunca pasará, pero no está demás pensar que si estamos cambiando la forma de vernos como país, también debemos cambiar la forma de entendernos como tal.

Rafael Chávez S.

Director – El Diario Diseño
Diseñador Industrial/Máster en Diseño