Ir más allá del horizonte
La inventiva, creatividad y diseño parecieran verse secuestradas por ciertas carreras u oficios que acaparan el monopolio o la chapa de “creativas” y hoy ante la necesidad mas que la oportunidad que nos plantean los mercados y su agitada marea, es necesario abrazarse de cualquier cosa que flote, o que al menos parezca mas segura que ir a la deriva.
Me he sorprendido gratamente ver a varios exalumnos, hoy colegas diseñadores, mencionarme el como pudieron gracias a al diseño, mantenerse “a pesar de todo”, a flote en estos años más duros de la pandemia.
Muchos entendieron el valor de la carrera no solo desde sus conocimientos, sino desde la capacidad obligada por la necesidad de aplicarlos para crear nuevos negocios y productos.
Siempre he sido enfático en separar las técnicas de las teorías, fundamentos y métodos del diseño; pero es en ocasiones como estas, donde la necesidad obliga a sacar todo lo que sabes o crees saber a la superficie y usarlo a mansalva.
Las verdaderas herramientas del diseño se demuestran en la trinchera, en la necesidad misma que nos obliga a romper el estanco del miedo a hacer por miedo a fallar que se convierte en el de no hacer o morir.
Hoy nos obligamos a hacer tangibles nuevos valores y prioridades, y dejar el orgullo de ser un diseñador que solo se dedica a su praxis, a ser un ser humano que vive de lo que sabe hacer.
Es esa fuerza la que ha movilizado el emprendimiento del que tanto nos gusta hablar, pero que nos incomoda cuando se trata de vender plantas o alfajores.
El diseño centrado en el ser humano requiere de la humanidad que lo rodea para identificarse como tal. La humildad de la necesidad y la capacidad de los conocimientos adquiridos que ha despertado una nueva forma de emprender, de crear valor y de reinterpretar los límites de lo que el diseño puede ser y hacer.
Es verdad que a muchos les toco sobrevivir a una pandemia que dejo mas efectos secundarios en la sociedad que en la salud misma de quienes la han padecido, pero eso no le quita méritos a su esfuerzo y capacidad emprendedora y creativa.
Y Si bien muchos comenzaron a diseñar, no todos son diseñadores. Así como todos quienes comenzaron a hacer pan no son panaderos u otros cientos de oficios que les permitieron mejorar su situación y que quizá despertaron una capacidad de hacer antes que infundirlos de los conocimientos de una praxis en particular.
Cuando las nuevas normalidades se reestablezcan, muchas cosas habrán cambiado, quizás más en forma que en fondo, pero sin duda nos han servido para darnos cuenta de la necesidad de nuevos diseñadores que puedan ir más allá del horizonte de sus propias limitaciones y de las ideas que la sociedad tiene aun arraigada sobre lo que hacemos y somos capaces de hacer.
Ir más allá de diseñar a partir de como son las cosas actualmente, es la primera de las barreras auto impuestas que debemos aprender a sortear, para no retroceder en las que pudimos superar mientras todo parecía ir de mal en peor. Seguir diseñando para el estereotipo de mercado prepandémico es una de las habilidades que aun no han sido consideradas o traspasadas a ningún plan académico de diseño en el mundo.
Hoy la necesidad esta en humanizar una profesión centrada en el ser humano pero no en la humanidad, seguimos tratándolos como clientes antes que sujetos de valor y es esta visión empobrecida la que terminará por sellar nuestro propio destino de hacedores de cosas lindas para gente linda.
Rafael Chávez S.
Director – El Diario Diseño
Diseñador Industrial/Máster en Diseño