Acto de diseño
Si pudiese resumir de forma muy general todo el proceso que conllevo la última campaña presidencial creo que la analogía que le va como anillo al dedo, es justamente la de una propuesta de diseño. Claro que en este caso los oferentes son los candidatos y los mandantes todos quienes elegimos entre las propuestas que ellos nos ofrecen.
Partamos por el principio; un gran cliente – conformado por 18 millones de personas- despliega un gran petitorio de requerimientos y necesita saber si algunos de los candidatos tienen lo necesario para cumplir con sus demandas. Y como es de esperar para un trabajo tan grande e importante los candidatos despliegan todos sus recursos para convencernos de que su forma de solucionar este brief, es la mas certera, la que tiene el mejor equipo, asegura resultados en distintos plazos y a un costo especifico, todo vale para atraer al cliente.
Entonces este gran cliente decide y en la primera selección, deja a dos de los siete de los candidatos iniciales en carrera, no porque no le gustaran sus propuestas, sino porque los que quedaron tenían algunas que lo convencían más, o estaban cercanos a la línea de lo que el cliente pensaba era la forma correcta de solucionar las cosas en tiempos y costos.
Finalmente llega el momento decisivo, hay que elegir entre dos opciones y la opinión esta dividida, este gran cliente, tiene muchos factores que poner en relevancia para tomar su decisión, sobre todo porque los candidatos finalistas son muy opuestos en sus “formas” para lograr las demandas solicitadas.
Después de un largo proceso al final hay luz verde, se ha elegido a uno de los candidatos y el cliente esta contento con su decisión, ya que en la recta final, los competidores marcaron mucho mas su diferencias, lo que ayudo a aclarar las posturas de estos y las consecuencias estratégicas que tendría el darle el poder del proyecto por los siguientes cuatro años.
Si bien la analogía puede parecer estrecha para todo lo que significa emocional, simbólica y políticamente este proceso, n esta exenta de verdad; no todo es métricas o cifras, sino que debemos reconocer en una oferta el contenido humano que lo que le da vida a un proyecto, más allá de lo técnico.
Hoy la mayoría ha elegido por una visión de hacer un proyecto de país desde el codiseño, donde ambas partes busquen ser parte del proceso de proyectar un país donde se busque entendimientos y que finalmente hagan que el resultado sea a largo plazo y no solamente un cambio de envoltorio para el mismo contenido que ya teníamos.
Hoy tenemos la convicción de que para salir de la caja y avanzar, no podemos permitir el retroceso de las ideas. Nunca lograremos innovar si ocupamos los procesos e ideas de antaño aplicadas sin contexto. Del pasado podemos aprender, y sobre el construir algo mejor, pero nunca pensar que retrocediendo lograremos hacer cosas diferentes.
Como decía el gran Humberto Maturana, somos seres autopoyetico, nos hacemos a nosotros mismos y aunque la célula tenga la capacidad de replicarse para curar una herida, lo hará para crear un tejido nuevo, sobre un cuerpo que avanza y que junta en su ser los recuerdos, emociones y aprendizajes de lo que lo hace crecer y no quedarse siempre como un niño pequeño.
El diseño, como la vida misma avanza y busca las mejores formas de resolver los mismos problemas de una mejor forma, mas moderna, mas innovadora, mas eficiente y eficaz y eso es algo que nunca podremos parar.
Todo diseño es un acto político, bienvenidos todos a diseñar un nuevo país.
Rafael Chávez S.
Director / El Diario Diseño