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Error crítico

June 29, 2021 2:56 am Published by Rafael Chávez

dialogos

El diseñador, como el ser humano en si mismo le tiene miedo a la palabra discutir, ya que la mayoría entiende que discutir es igual a pelear y nadie en su sano juicio anda ofreciendo pelea antes que un intercambio de ideas.

La discusión es parte del dialogo, ergo de la dialéctica y de interponer puntos de vista para la construcción de algo en que quizás no estemos de acuerdo, pero que busca los caminos del entendimiento de las partes para llegar a puntos de la comprensión del porqué de sus ideas o planteamientos sobre lo que yo expongo contra lo que el otro plantea.

Las profesiones tienen puntos de convergencia sobre los cuales creamos los constructos que le dan sentido al sentir de nuestro tiempo, la forma en que miramos el diseño, su praxis, su teoría y fundamentos según la época que nos esta tocando vivir y el como proyectamos las necesidades de esta, al futuro incierto que tratamos de debelar en función de diseñar día a día para los nuevos desafíos del mundo.

Desde la epistemología y los modelos educativos y profesionales, podemos construir en base al anteponer las ideas de los demás a las nuestras y encontrar el sentido de su lógica aplicada a una teoría o metodología en particular. En función del pensamiento critico podemos dar razones del porque entendemos lo que percibimos y no solo hablar desde la emoción visceral, buscando así el entendimiento de las ideas ajenas mediante el cuestionamiento y no el prejuicio.

Discutir en su simple complejidad, sigue dependiendo del entendimiento de conceptos básicos de lo que dialogar se trata; uno de los más comunes es que la crítica es una opinión, lo que considera cualquier crítica como un elemento valido de expresión, cayendo así en el bucle de la paradoja de la tolerancia, donde cualquier opinión debiese ser valida independiente de lo intolerante que esta sea, lo que termina por ser algo más destructivo que constructivo y que no nos sirve para entender ni aprender nada nuevo.

En simple: no sabemos opinar, nos cuesta hablar claro y no nos gusta la discusión; el santo grial de la construcción de ideas y de consensos. Así es fácil entender porque el diseño es permeable a los mercados y en general poco diligente hacia la creación de nuevas ideas autónomas, que sean capaces de guiar sus pasos. Seguimos viéndonos como seguidores de un sistema, al cual tributamos mas de lo que este nos da y, al cual obedecemos ejecutando lo que un modelo económico impuesto espera que hagamos.

Aun es difícil hablar de políticas públicas y del poder del diseño en la injerencia de un mejor país, cuando sabiendo el valor que generamos, aun seguimos intentando dar a entender a otros como esas cifras debiesen validarnos en la participación de la toma de decisiones relevantes para la sociedad en su conjunto.

Nuestra falta de dialogo interno, sigue mermando nuestra capacidad de darnos a entender y cambiar nuestro propio entorno y las formas en que podemos entregar valor, como si tuviésemos miedo de ser juzgados y por ende seguir alimentando nuestro arquetipo de “dibujantes de monos y artistas”, que es como la mayoría sigue entendiendo lo que hacemos.

Celebro a mis amigos de ENEDI que, contra todo, son uno de los pocos repositorios de la cordura de lo que hacer dialogo transversal, pluralista y laico debiese ser. “Diseñar es comunicar, pero también es colaborar”

Todas las opiniones y criticas sobre el quehacer del diseño son un aporte a la diversidad de los discursos y formas de entendernos que dan forma a nuestra profesión.

No temamos cuestionar lo que creemos verdad, crear diálogos es el inicio para reconocernos.

Rafael Chávez S.
Director/El Diario Diseño

 


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