El futuro del diseño I
Sin la intensión de parecer oráculo de la realidad, tengo temor de las consistentes incongruencias que demuestra la sociedad y los diseñadores y su praxis para con esta.
Hoy comenzamos un nuevo año con nuevas ideas y deseos sobre el futuro como una forma de determinar la voluntad de los hechos antes de que estos ocurran; pero lo que no siempre estamos dispuestos es a cambiar nuestras maneras, ni dejar el egoísmo de anteponernos al bien común para lograr estos cometidos. Todos queremos trabajo, abundancia, dinero, felicidad, pero no todos estamos dispuestos a dar algo a cambio para lograrlo y ese es el punto débil de nuestro futuro.
Hoy el futuro de la nación y el deseo de cambio es un hecho, es una apuesta sobre la cual cimentamos nuestro deseo de paz, de justicia, igualdad y de lograr todo lo que por años se nos fue negado, ocultado o dado a medias. Pero la voluntad no basta para lograr las cosas, si bien es un inicio en el cambio, hay que comenzar a darle base a las acciones que lograran fortalecer y hacer reales los cambios que deseamos a este constructo que llamamos sociedad y el diseño es su punto de partida.
Puede sonar un tanto egocéntrico, pero es verdad, sin diseño no existirían varias otras profesiones, ni menos podrían ejecutarse de forma adecuada, hoy el diseño goza de un relevancia que se diluye en la banalidad con que es considerado por la sociedad a la que ayuda a construir y nosotros dejamos que pasara.
Cuando dejamos de tener el control sobre diseñar para la las necesidades y nos encantamos con los buenos negocios de productos que dejan dinero pero que no producen valor, dejamos la puerta abierta a que cualquier persona que quisiera hacer un producto pudiese hacerlo sin tomar responsabilidad por la saturación de los mercados, la responsabilidad con el planeta, el escaso o nulo valor creado de los productos y servicios, dejando al proceso de diseño en un tercer plano después del marketing y la publicidad, que gobiernan a voluntad las ideas, modas y tendencias de lo que debemos hacer, antes de entender para quien y como se hace.
Para entender el futuro del diseño debemos volver a la necesidad desde la fuente, a trabajar fuera del mercado de tendencias y no temer al “no pertenecer” o ser mal mirados por las empresas, oficinas y agencias tradicionales que “dictan” la moda del mercado del diseño.
Volver a la fuente significa dejar el temor al fracaso y entender que el éxito no está en poseer todo el mercado o vender más; sino entregar valor necesario a la gente adecuada. La verdadera innovación y emprendimiento se encuentran ahí, esos que son escalables y exportables, pero lentos y riesgosos de ejecutar.
Nos acostumbramos tanto a la cultura del éxito, que nos olvidamos de que tomar riesgos más allá del de entrar a un mercado que nos premia por vender más antes que generar mayor impacto.
El riesgo no paga las cuentas y siempre será más fácil seguir una moda para saturar los mercados con la misma oferta antes que invertir en el tiempo y dinero que implica hacer algo nuevo. Pensamos en un futuro como país desarrollado sin querer pasar por el dolor del proceso.
El futuro del diseño se está escribiendo en la forma que los diseñadores seamos capaces de gestionar la innovación desde la co-creación de nuevos productos y servicios, de tomar riesgos y de anteponer el valor del resultado antes que las pretensiones de fama y dinero; el diseñador tradicional quedara obsoleto en el corto plazo dentro de un mundo donde las Inteligencias Artificiales ya están ganando terreno en profesiones que creíamos irremplazables como un abogado, un médico o un contador ¿Qué queda para una profesión que se considera menos relevante?
Pues el camino es refundar la idea del diseño proyectual y comenzar a ser un guía y acompañante de las personas que requieren de la profesión la empatía, entendimiento y humanidad, que una maquina nunca les podrá dar de la misma forma, porque sin duda esa máquina será más rápida, certera e inteligente que tú.
Rafael Chávez S.
Director El Diario Diseño
Diseñador Industrial/Máster en Diseño