Los Piratas del Diseño

April 9, 2018 6:17 am Published by

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Un futuro incierto.

En la última década, el diseño en cada una de sus variantes y especialidades ha debido ser una de las áreas de mayor cambio y capacidad de “reinvención” en lo que a profesiones y actividades laborales se trata; pasamos de no tener comprensión clara y en casos ni la menor idea, (en este lado del mundo), de lo que se trataba ser diseñador , de ver el diseño como una opción profesional desconocida y casi vista como una pésima elección de carrera, a presenciar la “moda” de estudiar diseño y por consecuencia la de ser “diseñador”, con todo lo que ello implica.
Hemos sido testigos de cómo año a año se repletaban las admisiones de las casa de estudios, que recibían a cientos de chicos ansiosos por estudiar una carrera que en mucho de casos ni siquiera comprendían; esos mismos que pensaban que se trataba de algo más “artístico” donde con “saber dibujar” bastaba, algo menos “complejo” que una carrera tradicional, donde solo hay que irse en una volada creativa, esos que tras el paso de los semestres, se daban cuenta que no era tan “fácil” como se pensaba y el tema “artístico” o las buenas actitudes para el dibujo eran totalmente secundarias. Lamentablemente y como era de esperarse, el complejo y mal sano habito de la “fábrica de salchichas” que poseen algunas de las casas de estudio, terminaban por titular a generaciones completas de “diseñadores” poco preparados amantes del 4, o peor aún , muchos de estos optaban por abandonar sus carreras y dedicarse a ser autodidactas en los que ellos consideraban “donde están las lucas” que en resumidas cuentas era convertirse en operadores de software y programas de edición y producción, para comenzar a trabajar con clientes ofreciendo sus servicios de manera personal. Ese mismo panorama termino por abarrotar al mercado formal e informal de diseñadores y seudo diseñadores “hacedores de todo” que al no existir una demanda real para tal cantidad de “oferentes” de servicios, convirtieron el trabajo del diseñador en una subasta del mejor postor pero por el menor precio.
Mas con el paso de los años esta misma terrible y brutal realidad se vio obligada mutar, por la aparición de una nueva “tendencia” que parecía ser la salvación de una profesión que había sido terriblemente enlodada por la malas prácticas de sus representantes, por políticas académicas terribles, por políticas gubernamentales y publicas casi inexistentes, por un mercado poco realista y por una incomprensión general de la esencia de la misma, es en esta realidad , en la que surge el “diseñador especializado”; que aparece para depurar el mercado y poder de una manera más profesional eliminar a el “hacedor de todo” o por lo menos al que en su toda poderosa tenencia de conocimientos absolutos y completos, no daba la talla.

Comenzamos a ver con mayor frecuencia profesionales que se presentaban a ellos y a sus servicios de una manera especializada y específica, así conocimos la existencia del tipógrafo, el ilustrador, el calígrafo, el diseñador editorial, etc. Comenzaron a ser más comunes los profesionales que daban vida propia a sus especialidades, y las defendían con argumentos y con fundamentos, a capa y espada, por ende fue cada vez más común desprendernos del “hacedor de monitos” y conocer como “diseñadores” a individuos muy específicamente capacitados y con cualidades que los convertían en indispensables como piezas de cualquier proyecto serio; alejado totalmente de lo global y lo genérico, haciendo que fuera cada vez más común estar familiarizados con términos y contenidos propios, enfocados en cubrir requerimientos mucho más específicos en un mercado hastiado de los generadores de todo que a la final no lograban hacer nada; cabe mencionar que esto no solo ocurrió en las áreas gráficas, sino fue un suceso de común aparición en varias áreas profesionales en conjunto, esta nueva realidad le dio una inyección de vida y energía al mercado, apareciendo nuevos nichos y oportunidades.

Lamentablemente esta historia de evolución profesional y cóctel creativo no vislumbra a tener un happy ending, ya que tal como era de esperarse lo que surgió como una grito de vida y de esperanza, que prometía con reivindicar una carrera y profesión pobremente valorada, termino por el contrario abarrotando de forma indiscriminada el recién reinventado mercado, con hordas de “especialista” en muchos casos auto nombrados como tal, a título de la nada misma.

Como era de esperarse, no paso mucho tiempo para que las instituciones de educación y centro de formación técnico y profesional se abocarán a crear sin criterio alguno carreras “nuevas” con nombres rimbombantes, donde las “especializaciones” ya no se trataban de vocaciones profesionales, sino se convertían en vacantes para crear especialistas titulados en el mejor y ya conocido estilo fábrica de salchichas antes mencionado.
Comenzaron a ser más habituales los post títulos, los cursos, los diplomados y todas las posibles formas de la ecuación, generando el mismo problema inicial, el mismo que dio vida a la diversificación, el que ahora era la causa de todo lo malo. Lamentablemente producto de esto vivimos nuevamente un tedioso presente en el que todos somos especialistas en algo, en una área que ya está abarrotada de oferentes; por ende el precio comienza a ser el factor decisivo y ante la necesidad de poder “vivir” de lo que se hace, (o de lo que supuestamente se sabe hacer) se comienza a caer en la enfermedad de lo más barato.

NO todo esta perdido.
Hoy vivimos una realidad en la que nosotros mismo nos auto saboteamos, esto de tener profesiones de moda solo tiene un final único, y no es otro que el hundimiento de los profesionales de la misma; con pocos o nulos valores éticos, con pocos conocimientos comprobados, con casi ninguna posibilidad de insertarse realmente en el ámbito laboral formal, lo que terminan convirtiéndolos por elección propia o por mera necesidad en los “piratas” que secuestran hoy por hoy al diseño, como profesión, como vocación y hasta como un posible estilo de vida, terminado por volverlo una sombra inusual del o que debería ser.
Mas no todo está perdido, aún no está desahuciado este paciente en condición crítica, aun quedamos quienes nos negamos a bajar los brazos, y seguimos dándola pelea para poder reinventar lo que fracasó como una primera reinvención, algo para nada simple bajo ninguna perspectiva, más la esperanza radica en que está en nosotros los que estamos inmersos en este complejo pero fascinante mundo del diseño, poder ser factores y actores de una nueva depuración, de un nuevo replanteo y por ende una nueva reinvención, está solo en nosotros y esto es totalmente posible, crear conciencia de los que somos y lo que hacemos no es fácil pero debe comenzar por nosotros mismos, y si logramos hacernos oír y presentarnos como profesionales tan capacitados y valorados como los de cualquier profesional o barrera tradicional, seremos igualmente ideales para dar los pasos necesarios para un nuevo comienzo.

 

Luis Eduardo Pérez González
Lic. Publicidad y Mercadeo & Diseñador Gráfico / Mención Tipografía / Comunicador Visual
Docente UDD/ Director de Proyectos – Nihilia Group